Txalaparta
Según las investigaciones realizadas por Juan Mari Beltran, experto en este instrumento musical, aparece relacionada con dos tipos de actividad social diferente: las celebraciones de finalización de los trabajos comunitarios (auzolan) y de boda, pero siempre dentro de un ambiente festivo.
Por ejemplo, es conocida la costumbre aún viva en relación con los trabajos comunitarios de la fabricación de la sidra. Tras triturar la manzana, los que habían colaborado en el trabajo celebraban una fiesta con cena incluída. En ocasiones era una buena cena, y en otras no tanto.
Tras la cena, la gente se iba animando y entonces se montaba la txalaparta. Normalmente frente a la entrada del caserío, en el exterior, y en seguida empezaban a tocarla. En aquel momento comenzaba una nueva parte de la fiesta; hasta entonces la fiesta era de los comensales, de ahí en adelante, al oir la txalaparta, acudiría la gente de los caseríos de los alrededores, jóvenes la mayoría.
Cuentan que la txalaparta se oía en un radio de unos 5 kilómetros y muchos de los que vivían dentro de él acudían a la fiesta.
En Navarra, el entorno de la fabricación de la sidra era similar. Allí recogió Aita Donostia hace muchos años la forma de toque que se conoce por el nombre de "Kirikoketa". Costumbre que ha recuperado la asociación Jo ala Jo de Arizkun y cuya demostración realizan anualmente durante la Semana de la Sidra en el Caserío Museo Igartubeiti.
El toque se acompañaba de una cantinela.
A cada golpe correspondía una sílaba de esta cantinela:
Alakiketa alakiketa
Alakiketa kiketa kiketa
Sagarra jo dela sagarra jo dela
Sagarra jo dela jo dela jo dela.
(se ha golpeado-prensado, la manzana)
Este toque muestra claramente que tiene algo de mensaje, un rastro de mensaje. Doble mensaje quizá: por una parte, que el trabajo de triturar la sidra se ha acabado y, por otra parte, una llamada a la fiesta.