Las iniciativas de los/as baserritarras ante el coronavirus
El viento que venía del campo ya traía susurros de reivindicaciones y reflexiones de l@s baserritarras, y esta crisis sanitaria que vivimos ha manifestado la importancia de su labor. El debate está servido.
En el siglo XIX, la concepción que se tenía sobre los campesinos desde las ciencias sociales, era la de un colectivo que era ajeno a los hechos o transformaciones de la sociedad, un sujeto que estaba “fuera de la historia”. Uno de los grandes pensadores de esa época Friedrich Engels, describía de esta manera el campesinado “los grandes movimientos de la historia pasan a su lado, lo arrastra en ocasiones, pero sin que tenga una idea de esa fuerza dinámica”.
De modo que desde ese punto de vista, estaríamos ante un grupo de gente que no tienen un papel de gran importancia ante los sucesos y los cambios históricos. El campesinado es “gente sin historia”, que debido a su modo de organización social económica y cultural no llegan a tener suficiente protagonismo en el espectáculo histórico.
Pero ante la situación actual que estamos viviendo, desde el Caserío Museo Igartubeiti, nos preguntamos si este concepto o idea sobre los/las baserritarras es la más adecuada. Si observamos las iniciativas que se están planteando desde lo rural para poder hacer frente a esta crisis sanitaria, que a su vez afecta a otros ámbitos de la vida como el cuidado o la alimentación, nos daremos cuenta del grado de organización y responsabilidad que suponen estas iniciativas, llevándonos a replantear esa concepción del campesinado. Pues se ha visto que desde lo local y lo rural también se pueden dar soluciones o alternativas. Desde Igartubeiti queremos mostrar esa labor que están haciendo los/as baserritarras.
El caserío, a lo largo de la historia, siempre ha buscado fórmulas para poder hacer frente a las diferentes problemáticas que afectan a su modo de vida, tanto ecológicas como económicas o sociales, y adaptarse a ellas recreando o reinventándose.
En la historia podemos encontrar diferentes modelos, incluso con cierto grado de imaginación y arte, en las que el campesinado ha sabido hacer frente a adversidades de todo tipo de naturaleza. Es el ejemplo que nos dejó el escritor italiano Carlo Levi en su obra Cristo se detuvo en Éboli. Relata la situación que vivían los campesinos de la pequeña localidad de Gagliano (Italia), en la primera mitad del siglo XX, en la que tenían dificultades de acceder a los servicios sanitarios, y a falta de médicos habían fallecido algunos campesinos. Ante esta impotencia, organizaron un teatro popular en la que representaron esta situación, pidiendo y buscando una solución, a la vez que socializaban la problemática que estaban viviendo.
Es la idea de la resiliencia, que la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la agricultura) define de esta manera: “es la capacidad de las personas, las comunidades o sistemas que hacen frente a catástrofes o crisis a preservarse de los daños y recuperarse rápidamente.” Se puede decir que esta idea siempre ha acompañado al baserritarra siendo parte de su naturaleza. A lo largo de la historia, los diferentes caseríos tenían un tejido de vecindad y de redes sociales que se activaba en casos de extrema necesidad o simplemente para llevar a cabo labores de siembra o recogida de la cosecha. Esa idea de la comunidad del “auzolan” que con sus limitaciones y contradicciones sigue vigente hoy en día, tal y como lo estan demostrando actualmente los/as baserritarras.
Por todo esto, desde Igartubeiti durante estos días iremos informando sobre estas iniciativas surgidas desde lo local y de lo rural. De esta manera queremos reconocer y dar visibilidad al trabajo, el esfuerzo y la responsabilidad que están demostrando los/as baserritarras. Porque al fin y al cabo, estas iniciativas lo que están planteando es: ¿y después de todo esto qué?