La tierra despierta del letargo
Los diferentes seres vivos de la naturaleza, como los rituales, festejos y creencias del entorno rural que se celebran en esta época, están anunciando a la tierra que poco a poco tiene que despertarse. En este contexto, se pueden interpretar diferentes expresiones y ritos del carnaval vasco (como transición y cambio), que de una manera u otra están relacionados con la llegada de la primavera.
Así dice el refrán: “Otsailtxo munduan, aldiz eguzkitan, aldiz sutondoan”. La climatología de febrero y la propia naturaleza marcarán el ritmo de nuestros labores de la huerta y del entorno. De momento, paciencia…
No es casualidad que el mes de febrero se celebren diferentes ritos basados en las antiguas creencias populares y que estén ligados a este despertar de la naturaleza. Hoy lo denominamos como folclore, sin embargo, en un tiempo formaba parte de una estructura de creencias que ordenaban y daban forma a la sociedad llenando de significado a los sucesos del entorno natural y social. Desde este punto de vista, se pueden interpretar o relacionar los carnavales en el País Vasco con la llegada de la primavera, con la transición. El invierno está llegando a su fin y la tierra está despertando de su letargo, el ciclo se renueva con nuevas actividades en el mundo rural. Hay que entenderlo como una época de cambio y transición, como rito de paso y de transformación. Surgen las máscaras, la fiesta, los animales (el oso, el lobo…), personajes mitológicos y extraños, que simbolizan y socializan el cambio. La naturaleza se reinventa otra vez, y paralelamente la sociedad rural también se está preparando para ello. Por ejemplo, en muchos carnavales aparece el oso, el animal que ha pasado todo el invierno durmiendo y con la primavera se despierta. Junto al carnaval festejamos la Candelaria (relacionado con la luz), Santa Agueda e incluso los “joariak” de Ituren y Zubieta, que están relacionados con el despertar de la tierra de su letargo.