Gau Beltza: ¿cómo y por qué se celebraba?

30/10/2024
Mucho antes de la llegada de Halloween, nuestros antepasados ya celebraban Gau Beltza (la Noche Negra) edo Arimen Gaua (la Noche de las Almas). La víspera del Día de Todos los Santos, el 31 de octubre, se celebraban en la zona rural del País Vasco diversas celebraciones en las que los protagonistas eran el misterio, la magia y el miedo.

Durante esta noche, los habitantes de los caseríos recogían las calabazas de sus huertas, les vaciaban el interior dándoles el aspecto de rostro humano y les colocaban una vela en el interior para poder iluminarlas. En ocasiones, también se utilizaban otras hortalizas como patatas o nabos. Aunque hoy en día nos parezca una práctica que se pueda asemejar al Halloween que nos ha llegado desde Norte América, lo cierto es que esta fiesta que se celebraba hasta el siglo XX esconde otro tipo de creencias, valores y significados de la cultura popular vasca.

Como la época de la calabaza se extendía a todo el otoño, el vaciar y tallar las calabazas era algo que los niños y niñas hacían durante toda la temporada con la intención de asustar e intimidar a sus vecinos. Esta celebración, sin embargo, cobraba especial importancia en un día concreto. Durante la noche entre el 31 de octubre y el 1 de noviembre se se pensaba que las almas de los familiares y amigos fallecidos volvían a casa, por lo que se colocaban calabazas iluminadas en los portales de los caseríos y en los márgenes de los caminos con el objetivo de mostrarles el camino a casa. Esta celebración relacionada con las almas de los fallecidos nos muestra otra visión de la muerte en la que los vivos tienen la oportunidad de reunirse con los muertos. Por otro lado, esta práctica pagana también nos enseña la importancia de otros valores como el recuerdo y la memoria de los difuntos, la cohesión familiar y de la comunidad y la conexión del ser humano con la naturaleza.

Este día también era celebrado comiendo castañas y calabazas, y en algunos pueblos los niños y niñas se cubrían la cara y el cuerpo con trapos viejos e iban de caserío en caserío cantando y pidiendo el aguinaldo. Con esta celebración se daba inicio al largo invierno en los caseríos vascos, es decir, esta era la primera fiesta que se celebraba para dar la bienvenida al nuevo ciclo invernal.

Estas celebraciones se mantuvieron hasta el siglo XX pero posteriormente casi desaparecieron. Sin embargo, parece que afortunadamente esa magia no se disipó del todo, ya que durante los últimos años varias localidades del País Vasco están recuperando o reinterpretando la Gau Beltza.