El mes de marzo anuncia la primavera

05/03/2020
Marzo nos traerá consigo la primavera, que se puede percibir a través de nuestras miradas al entorno. Sin embargo, primavera no es sinónimo de "buen tiempo", todavía perduran los restos del invierno, ya lo sabían bien nuestros/as baserritarras.

LA HUERTA

Con la primavera empezarán a aumentar los trabajos de la huerta, si las lluvias nos lo permiten. Finalizados  los trabajos de mantenimiento de la tierra (cal, abono orgánico…) podemos comenzar con la plantación de alcachofas y fresas. Otros productos tendrán que esperar al calor. 

La huerta de Igartubeiti antes de las plantaciones

Pero además de las plantaciones comunes, a partir de marzo no debemos olvidar las plantas aromáticas, que son parte integrante de nuestras huertas, aunque las consideremos como un añadido especial. Muchas de ellas las definimos como exóticas, se han utilizado desde hace siglos, tanto en la huerta, pero también en la medicina y en perfumería. Por ejemplo, en la Edad Media, a partir del siglo XI, cuando empiezan a revivir las ciudades y la vida urbana, con el auge del comercio,  según cuentan diferentes cronistas y viajeros, en las ferias y mercados de aquellas ciudades se podían encontrar todo tipo de aromas. Y también se han utilizado en las recetas.

En Igartubeiti, entre otras plantas aromáticas, tenemos el perejil. En cuanto a su origen, muchos lo sitúan en el este del mediterráneo. Principalmente fue la cultura greco-latina quien extendió esta planta en Europa y Asia. Su nombre científico es Petroselinum, que procede de la palabra griega Petrol, que significa “apio de las piedras”. Para los/las griegos/as el perejil tenía un significado sagrado, y simbolizaba la alegría, el nacimiento y la resurrección. En la Odisea se menciona el perejil al describir la isla donde vive la ninfa Calipso, quien tuvo retenido a Ulises, relata que la isla estaba cubierta de perejil. En el imperio romano, los gladiadores consumían el perejil antes de la lucha, como signo de fortaleza. Será en la Edad Media cuando se empieza a consumir en más cantidad no sólo en la cocina sino también como planta medicinal y en la perfumería. Carlomagno fue quién le dió fama y reputación a esta planta, ordenando plantarla y sembrarla. 

Perejil en Igartubeiti

El perejil es una planta bienal, el primer año le crecen las hojas y el segundo año empezará a dar la flor con sus semillas. Se puede sembrar desde marzo hasta septiembre. Al perejil le gusta que la tierra tenga mucha materia orgánica, pero por lo demás se podrá plantar o sembrar en cualquier rincón, ya que no necesita mucho espacio. Desde sembrar hasta recoger la cosecha habrá que esperar unos 45 días, y además es una planta que se irá renovando cada vez que le cortemos las hojas. El hielo es su gran enemigo, por lo que antes de las heladas conviene cubrirla o llevar a un sitio cubierto y protegido. Es conveniente tenerlo en la huerta, para los caracoles es un manjar

EL ENTORNO

Con los primeros días soleados de primavera, empezará la floración en el entorno, que surgirá de los nuevos brotes. A continuación escucharemos los cantos de los pájaros y llegará la polinización.  Observaremos también a los insectos, entre otros las mariposas y las mariquitas. En cuanto a estas últimas, es costumbre cogerlas en la mano y cantando preguntarles qué tiempo hará el día siguiente: Mari gorringo gorringo, gaur ala bihar euria egingo?. De todas formas, no debemos olvidar lo que dice el refrán, “martxoko eguraldi, eguzki eta euri”

En esta época, los/las baserritarras pondrán más atención en su ganado y en los prados, que en las mariquitas y mariposas. Con la primavera los prados brotarán de un nuevo manto de hierba, por lo que los/las pastores y baserritarras estarán esperando al buen tiempo para sacar a pastar sus ganados. 

Los pastores están inmersos en la elaboración del queso. En el caso de la oveja latxa, la producción de leche se da desde finales de invierno hasta el principio de verano, coincidiendo el punto máximo de la producción con la abundancia de hierba de la primavera, que es crucial para obtener quesos de una calidad excepcional. En el caso de la oveja latxa, la producción de leche se da desde finales de invierno hasta el principio de verano, coincidiendo el punto máximo de la producción con la abundancia de hierba de la primavera. Diversas investigaciones han demostrado que alimentar a las ovejas de hierba fresca repercute en la composición de la grasa de la leche. 

El pastoreo contribuye en mantener limpios los alrededores, creando una paisaje cultural concreto. 

El abedul, también está relacionado con el ganado y el entorno. Se trata de un árbol común en toda Europa, y en el País Vasco, muy abundante en la vertiente atlántica. Es una especie de árbol muy antiguo, de unos 30 mil años.  Es fácil de distinguir por el color blanco de su corteza y es caducifolio (pierde las hojas en invierno). El abedul crece sano en cualquier terreno con agua o humedad. A su vez, ayuda a regenerar la tierra, por lo tanto, es común plantarlo en lugares donde ha ocurrido algún incendio. En euskera, su nombre urkia hace referencia al agua, “ur”, ya que se plantaba en los límites o fronteras que marcaban los ríos. 

Entre la gente del campo y los artesanos, el abedul ha sido un árbol muy apreciado, debido a su madera de buena calidad, a la que se le da diferentes usos. También se le han asociado poderes mágicos, la creencia de que el abedul ahuyentaba a los malos espíritus ha estado muy extendida en la antigua Europa. Ejemplo de ello, las cunas de madera se construían con abedul.

Sus ramas se han utilizado en la cestería, para construir escobas o para utilizarlas como cuerdas. 

Teniendo en cuenta que llega la primavera, en esta época es cuando se activará de nuevo la savia de las plantas. Este hecho tiene especial importancia en el abedul. Es un árbol que tiene mucha cantidad de savia o líquido en su tronco, y si durante la época de  primavera le hacemos un pequeño agujero en el tronco, obtendremos ese líquido, y además en bastantes cantidades. Es un líquido fresco y dulce y se puede beber. En la Europa del norte, con este líquido se han elaborado diferentes tipos de vino y cerveza. Incluso hoy en día persiste la costumbre de beber un poco de este líquido por las mañanas. 

Del abedul se aprovecha todo, hasta su corteza. Se dejaba a remojo unos días y después se frotaba fuertemente hasta obtener un líquido rojizo, para utilizar como tinte. Las propiedades que tiene la corteza, hace que sea bueno como material impermeable, y por eso se colocaba en los tejados, para evitar que el agua entrase en los caseríos. 

Las herramientas como el kaiku también se han elaborado con la madera de abedul. 

El Kaiku en Igartubeiti

El kaiku es un recipiente de madera que se ha utilizado para ordeñar, recoger y cocer la leche. La madera de abedul al ser impermeable, era muy adecuado para esta función. En cuanto a su orígen, el kaiku no es un invento puramente vasco, ya que es un recipiente que aparece con la revolución neolítica, es decir, cuando surge el pastoreo y la ganadería. Pero particularmente, el kaiku ha llegado hasta nuestros días intacto, y sin cambios, ya que es un recipiente muy bien diseñado para su función. Es especial y único por su estética, forma y uso: es una vasija de una sola pieza, que está provista de un asa especial y sirve para ordeñar y la cocción de la leche a base de piedras candentes. 

La madera del abedul, además de ser impermeable, es muy difícil de agrietarse, y eso le hace adecuado para esta pieza. Para su elaboración se debe talar el abedul en otoño. A continuación se deja secar en un lugar protegido de la corriente de aire, sino se puede agrietar. En primavera es cuando se puede empezar a manipular la madera. Primero se le da forma al tronco, después se le saca el asa y por último se vacía por dentro. Se deja otra vez a secar durante 40 días, para terminar se le da el último toque de artesanía. Hoy en día, es el símbolo de la marca-denominación de origen Idiazabal, y también se utiliza en la cocina tradicional vasca para la elaboración de la cuajada. 

Es curioso, que el kaiku aparezca en una pintura románica del año 1.197, que es parte de la biblia que ordenó escribir el rey vascón del Reino de Navarra, Sancho VII el fuerte.  En ella, Santa Brigida está ordeñando una vaca con unos kaikus alrededor.