¡Despertad, osos y osas!
“Lehenagoko hüskaldün zaharrek erraiten zigüen gizuna hartzetik jiten zela. Bai gizuna hartzetik fabrikatürik düzü"
(Testimonio de Pette Prebende, recogido por Txomin Peillen. Sainte-Engrâce- Zuberoa)
Febrero tiene un carácter especial: es época de fiesta. Desde este mes y hasta marzo se celebran los carnavales. Pero ¿por qué ahora? A causa del equinoccio primaveral. Nuestros antepasados construyeron su vida entorno a las estaciones y del tiempo, y muchas fiestas se llevaban a cabo en relación con el cambio de tiempo o estación. El solsticio de verano se relaciona con la vida, el calor y el sol. La de invierno, en cambio, con la muerte, el frío y la luna. Como la vida se entendía de un modo cíclico, se veía necesario pasar el frío del invierno hasta que se consumase la llegada del equinoccio primaveral. Así pues, la luna va debilitándose poco a poco a medida que el sol va cobrando fuerza, y también con esta resurrección del sol se va despertando la tierra. El Carnaval es, pues, un ritual largo, en el que hay que ahuyentar las fuerzas malignas que trae consigo el invierno: el frío, la oscuridad,...
Sin embargo, al igual que en la sociedad se han producido grandes transformaciones en los carnavales: por ejemplo, hemos pasado de celebrarlos durante un periodo largo y entre semana a celebrarlos en fin de semana y en un periodo de tiempo corto. Sin embargo, los mayores cambios se produjeron a finales del siglo XX, porque en esta época se da una recuperación de las tradiciones que estaban a punto de perderse. A continuación hablaremos de un animal que antaño era muy apreciado en esta época: el oso.
En el Carnaval, las representaciones del oso han sido numerosas: Urruña, Azkaine, Baiona, Markina, Zalduondo, Arizkun, las mascaradas de Zuberoa, Bergara, Segura, El día del oso de Donihabe Lohizune... Y el oso tenía su función en todo esto, pues representaba el ciclo de la vida. Así, el oso es el que transita del invierno a la primavera, y se convierte en el mismo símbolo de vida, porque con el despertar del oso se encienden también la tierra y la vida.
“Gure arbasoen gogoan hartza zen biziaren ametsa, etengabeko gurpil ibiltaria hobekien islatzen zuena. [...] Bere loaldi eta iratzarraldiekin urtero errepikatzen zaigun biziaren zikloa irudikatuz” (Aurkenerena, 2019).
Iker Üthürralt Saint-Esteban (2020) afirma que el objetivo del carnaval es despertar al oso que está dormido. Así, el sonido y el ruido son el centro de esta fiesta. Precisamente esta es la función de algunos personajes de la época carnavalesca; por ejemplo los joaldunak mueven las joareak, otros tocan el cuerno o los dantzaris sacuden las campanillas.