Carboneros

28/12/2020
Se dedicaban a transformar la madera en carbón

A través de la figura de Olentzero y de la película Tasio de Montxo Armendariz conocemos un poco más el oficio de los carboneros, pero ¿Quiénes eran? ¿Cómo trabajaban? ¿Por qué tanta fascinación por esta figura?

Para convertir la leña en carbón, los carboneros subían a la montaña en mayo, alargando su trabajo hasta la primavera. Durante esos meses residían en el bosque. Hoy en día, en algunos rincones y laderas de las montañas podemos encontrar restos de txondorras y cabañas de los carboneros, como vestigio de su paso. Estos carboneros eran baserritarras o gente de los pueblos, que al quedarse al margen de la herencia de la casa, buscaban algún oficio fuera del caserío, en este caso de carbonero, explotando los bosques del propietario que les contrataba, para que luego éste pudiese vender el carbón a las ferrerías.

En primer lugar había que podar las ramas de los árboles (conocido como “trasmoche”), ya fuese roble, haya, castaño, fresno,... y había que darle el tamaño y la forma adecuada. Después tenía que preparar el lugar para transformar la madera en carbón. Como se ha mencionado, este trabajo lo realizaban en los bosques y las montañas, les resultaba imposible hacerlo en los municipios, porque no podían bajar los miles de kilos de madera. De este modo, el trabajo se realizaba en los bosques y en las faldas de los montes. Al ser lugares con mucha declive, debían de igualar el terreno y preparar una base circular, pisando bien la tierra. Allí se construía el monte de madera conocido como “txondorra”, donde se cocía la madera para convertirla en carbón.

En la mitad de ese círculo se colocaba un palo de entre 3 y 6 metros de altura, y poco a poco se iba colocando la leña. La parte de abajo era más ancha y hacia arriba se iba haciendo cada vez más estrecho para darle la forma de un embudo. Para conseguir el carbón, había que cocer la madera, y para eso se tapaba toda la leña con una capa de helecho y tierra. En cuanto a la tierra, no era conveniente que fuese muy arcillosa, reutilizaban la tierra una y otra vez. Una vez cubierto, en la parte de arriba se dejaba un hueco. Después se encendía una hoguera al lado para recoger las brasas y meterlas dentro de la “txondorra”, y se tapaba el hueco que quedaba arriba. De esta manera, la leña no se quemaba del todo, ya que no entraba el oxígeno. De esta manera, la leña se convertía en carbón.
Pero este proceso lleva su tiempo, por lo menos cada txondorra necesitaba unos 15 días, dependiendo de la cantidad de leña que se colocaba, también podía llegar a durar un mes. Una vez terminada esta parte, tenía que enfriarse. Desde arriba hacia abajo se iba quitando la tierra que cubría la leña, se sacaba el carbón y se dejaba enfriar. Todo el carbón que se conseguía se empaquetaba en sacos y con los bueyes se bajaba a las ferrerías y a los municipios.

El carbonero Martin Beisagasti

 

 

 

 

 

 

 

 

El carbonero Martin Beisagasti

Permanecían en el bosque durante muchos meses, y se puede decir que hoy en día también ha quedado como un oficio con cierto punto de misterio, muchas veces ligado a Olentzero. Pero aparte de ser misterioso, se puede decir que es una figura fantasmagórica. De hecho, vivían en el bosque durante 4 meses en una chabola/caseta sin bajar al pueblo y sin relacionarse con los vecinos/as. Es el caso del carbonero Martin Beisagasti. En un documento mencionan que por orden de su amo trabajó en los bosques del entorno de Kizkitza para sacar 500 cargas de carbón. Como dice, solo se le dió un hacha, una manta y una cazuela para ir al monte, y pasó 4 meses sin limpiarse y sin bajar al pueblo, y los que subían al monte a por carbón le contaban las novedades del pueblo.

Durante estos días de diciembre, si vais al monte activar los cinco sentidos, pues las historias de nuestros carboneros siguen habitando en los bosques.

 

Carboneros

Txondorra de Igartubeiti