Aunque el lagar sólo se utilizaba una vez al año para elaborar sidra, constituye el elemento que marca las características del caserío. Sus dimensiones determinan la longitud de la casa y su volumen la presencia de grandes piezas de madera, con postes enterizos, piezas de grandes secciones, etc., para soportar el peso. Los espacios situados alrededor de la masera se destinan al almacenaje de alimentos, secaderos de hierba para el ganado, habas, productos elaborados tras la matanza del cerdo, etc., así como herramientas de pequeño y mediano tamaño..
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