La Diputación Foral de Gipuzkoa adquirió el año 1993 el caserío Igartubeiti, respondiendo a un claro deseo de preservar este edificio como un exponente destacado de la arquitectura vernácula y del ambiente rural del Territorio Histórico de Gipuzkoa, de forma que pudiera ser conocido, valorado y disfrutado por las generaciones venideras.
Todo ello en un momento en el que este tipo de arquitectura y el modo de vida que lo había originado presentaban un importante riesgo de deterioro, cuando no de desaparición.
El caserío antes de la intervención
Los trabajos de restauración que se llevaron a cabo a lo largo de los años tuvieron como objetivos claros la recuperación de este caserío con el máximo rigor científico y su difusión a partir de un criterio museológico.
Para lograr estos objetivos se contó con un equipo multidisciplinar especializado en: arqueología, arquitectura, etnografía, historia, museología, restauración...
La actuación en sí misma resultó un reto por la falta de modelos que abordaran la intervención desde tantos y tan variados puntos de vista.